Algo sobre las uñas.

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Las uñas crecen cuando están sanas un promedio de dos o tres milímetros al mes. La posibilidad natural de crecer depende en buena medida de nuestro organismo, de la alimentación y del cuidado con que sean tratadas. Este consejo es válido para las uñas de los pies. Visitar de cuando en cuando la manicure es uno de los primeros cuidados a que deben ser sometidas. En caso de realizar el arreglo en casa, procure que los instrumentos estén bien afilados y desinfectados. Y recuerde que la limpieza de las uñas es fundamental. Un buen limado evita que las uñas se astillen y partan a consecuencia del trajín diario del trabajo y el hogar. Con la ayuda de una crema suavizadora y la espátula correspondiente se ayudará a retirar la cutícula y favorecer así su crecimiento. Las jovencitas pueden evitarse la molestia de estar constantemente cortando sus cutículas, si solo con la espátula las despegan de la base cada cierto tiempo para anular de esta forma su desarrollo y grosor. Las manos elegantes no llevan uñas extremadamente largas. El largo moderado, parejo y una cuidadosa limpieza, es mucho más atractivo. Se recomienda que las uñas de las manos y la de los pies deben ser pintadas del mismo color. Si el de las manos resulta demasiado fuerte para los pies, aplique a estos solo un poco de brillo. No olvidemos también que el creyón de los labios está muy, pero muy relacionado con el barniz de las uñas. Tener buen gusto para vestir es algo tan complejo y tan simple como atender a estos pequeños detalles.

Ideas y Consejos útiles para el cutis

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Limpieza de cutis: Es necesario limpiar la piel del rostro por la mañana, antes de dormir, y siempre que se haga necesario un demaquillaje, esto es, eliminar los restos del arreglo facial. Es insuficiente limpiarse la cara con algodón o toallita mojada, o con aceites vegetales (de mesa, de cocina), o solo con agua y jabón. Cada cierto tiempo resulta necesario recurrir a una limpieza más profunda. El uso de demaquillantes y tónicos se convierten en imprescindibles. El demaquillante o algún producto similar, se aplica con las puntas de los dedos mediante movimientos rotatorios y ascendentes; mantenerlo por dos o tres minutos profundiza la limpieza. Después se retira con papel higiénico o algodón. Es el momento de aplicar una loción tónica para la piel seca o normal, o astringente para piel grasosa o, simplemente agua de rosas. En el caso de una tez muy grasienta, conviene efectuar a continuación otra limpieza con agua y jabón. Para todos los tipos de piel, el último enjuague se hará con agua fría (del refrigerador), palmeando ligeramente para activar la circulación sanguínea. Esta limpieza tiene como objetivo retirar; secreciones naturales (sudor y grasa); células muertas, pues la piel se renueva constantemente, y también las impurezas acumuladas, como tizne, polvo, etc. No es sano, y denota falta de buenos hábitos de higiene, acostarse con el rostro sin demaquillar. El efecto que se logra es totalmente negativo pues durante la noche la piel, en lugar de regenerarse, se asfixia y se vuelve anémica, pierde su acidez, su capacidad de reaccionar ante cremas de tratamiento y productos medicinales. Así pues, la limpieza regular es algo así como el ABC de la belleza del cutis.